El 22 de agosto de 2016 aproximadamente a las 9 pm se inició la 12° edición del Festival Internacional de Cine de Monterrey en el Teatro de la Ciudad con la entrega de premios honoríficos a tres cineastas latinoamericanos importantes de la industria: Patricio Guzmán (documentalista chileno), Jorge Perugorría (cineasta y actor cubano) y Luis Mandoki (cineasta mexicano). La apertura del festival se dio con la proyección de la película Alma de Diego Rougier (argentino que realizó su carrera en televisión y cine en Chile), siendo su segundo largometraje hecho con la productora Picardía Fims.
El lema de esta edición del festival es “Eres el cine”; desde que se publicó el anuncio, no he dejado de meditar sobre esto a lo que llamamos cine. Es muy difícil describir en una sola oración a modo de diccionario lo que es el cine, porque la verdad es que el cine es muchas cosas y una cosa a la vez. Sin embargo, pensé en las sensaciones, recuerdos, emociones, etc. que he experimentado con las películas, ya sea en la pantalla grande o en la tele (incluso la de la computadora) y me convenzo más de que el cine no existiría sin ninguno de nosotros. Aunque seamos espectadores o cineastas ver una película es una experiencia particular, porque la película nos afecta de una manera diferente. Es por ello, que sí estoy de acuerdo con la frase de “eres el cine”, porque cada cinéfilo ve las películas de una manera particular y obtiene experiencias diferentes entre sí, y los cineastas captan lo que tienen a su alrededor a su manera; es un ciclo, es decir, uno no puede existir sin el otro, porque de ser así el cine no existiría.
Creo que después de aquella revelación, epifanía, o lo que fuera (creo que para el lector aquello del cine fue una verborragia), puedo empezar a hablar de Alma, la película que se proyectó anoche. A mí me pareció curioso el hecho de que se seleccionara una comedia como película inaugural. Antes de comenzar la función, Diego Rougier, explicó que tiene un gusto especial por la comedia y quiso hacer una comedia distinta a las típicas comedias-románticas al introducir a una pareja casada por muchos años en la cual la mujer, Alma (Javiera Contador), sufre de trastorno bipolar. Además, comentó que deseó contar la historia no desde la perspectiva de Alma, sino la de su esposo, Fernando (Fernando Larraín), para mostrar cómo es la convivencia con alguien que padece bipolaridad.
La película me pareció muy buena, no es extraño que haya sido la segunda película más vista en Chile en el 2015, y la verdad es que me deslumbró desde la interpretación de los actores y sobre todo el guión. Al principio de la ceremonia, Luis Mandoki recalcó la importancia del guión para los cineastas jóvenes que desean triunfar, y me pareció que indudablemente el guión de Alma está muy bien hecho. Hacer comedia no es un asunto sencillo, ya que su objetivo es hacer reír con el diálogo y las situaciones, ya que existe el riesgo de que no hagan reír o sean totalmente simples. Creo que Alma logró su objetivo, porque las carcajadas resonaban en las paredes de todo el teatro. La combinación de diálogos inteligentes (en el sentido de ser pertinentes para la escena y estar adecuadamente colocados), las situaciones desembocadas por la condición de Alma y los esfuerzos de Fernando por recuperarla, etc. hacen que esta historia sea fresca, jovial y entretenida dándole una nueva cara al cine latinoamericano emergente.
Sin más que decir, la 12° edición del FICMTY tiene un comienzo prometedor no sólo con los títulos que se mostrarán en esta semana, sino que también por el interesante arranque que tuvo: los premios honoríficos, Chile como país invitado y la proyección de Alma. Considero que este festival tiene un tono más íntimo por así decirlo con el público y los cineastas. Al final, en la sala de cine al apagarse las luces, cada uno tiene un encuentro personal con la película aparte de uno social si va acompañado, o capaz en solitario. Pero siempre va a ser una conversación entre el cinéfilo y/o espectador y el cineasta a través de su película.